jueves, 18 de septiembre de 2008

VACACIONES EN LISBOA

VACACIONES EN LISBOA
Este verano a pesar de estar pasando una mala racha, con unos Of. que me dejaban paralizado sobretodo de 12 a 2 de 5 a 6´30 y de 8´30 a 10 de la noche, viendo la ilusión que tenia mi mujer por salir unos días fuera, acepté el reto y me aventure en ir 5 días a Lisboa, bonita ciudad pero muy antigua.
Ciudad de 7 colinas, de aquí la dificultad para desplazase, por lo menos para una persona con parkinson y lo que es mas con fluctuaciones, pues allí los desplazamientos son en autobús, metro y en tranvía por casi toda la ciudad, para subir sus pronunciadas cuestas.
El problema de estos medios de transporte es que siempre o casi siempre van llenos, si as de estar de pie, corres el peligro de caerte debido a la inestabilidad y sentado con la dificultad para levantarte rápido cuando estas bloqueado, sorteando gente para poder bajar a tiempo.
Os lo aconsejo como terapia sobretodo la entrada y salida del metro os aseguro que la montaña rusa no es ni la mitad de excitante, aunque bajar las escaleras del Corte Ingles me recuerda a mi niñez cuando jugaba ala comba, ¿me meto o no me meto?
Yo hasta me rió de la situación, voy tranquilo y decidido y de golpe como si te encontraras con una fiera hambrienta, la impresión te paraliza, pero siempre hay quien te hecha una mano, “la gente” que te empuja, pasando de un susto, al miedo a salir volando, reactivando el estado de nervios y las dicinesias, sin lugar a dudas “ algo emocionante”
Pero estos días mi autentico problema o mi mayor preocupación a sido ala hora de ir a los lavabos públicos y no tan públicos, cuando entro en Of. y estoy en un sitio publico, un centro comercial un cine, en el campo de fútbol del Benfica o en algún bar. de golpe me entra unas ganas de ir al baño tremendas, eso que me estoy orinando al limite que se me escapa, cuando entro en ese estado, apenas si tengo fuerzas para orinar, el temor a hacérmelo encima me preocupa, pues no me atrevo ha hacerlo de pie procuro hacerlo sentado, con la dificultad que ya cuesta desabrocharse el cinturón y de bajarse el pantalón y lo que es más, solo falta que la tapa este toda meada y en el suelo un charco.
No se si alguien sabe el esfuerzo mentar que hay que hacer no solo para no orinarse encima y para que el pantalón no toque el suelo, para que con una mano aguantarlo y con la otra tratando de de buscar algo para poder levantarte, cosa que después de varios intentos logras poder levantarte, total que cuando logras poder ponerte el pantalón y salir de ese infierno sudado como un pollo por la ansiedad, a pasado media hora, y tu mujer fuera preguntando, ¿Jesús estas bien? Si, al rato lo mismo y así varias veces.
Suelo pasar muchas horas en casa y me siento muy bien pese a los bloqueos, temblores y dicinesias, pero esto es la mayor aventura vivida por el ser humano.
Bien podía llamarlo, Pánico en el metro, horror en las escaleras mecánicas.
O que alguien me desabroche el pantalón que memeo
Jesús Barroso

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